El maestro llegó con 600 pesetas en el bolsillo y en sus inicios se dedicó a componer cuplés, entonces muy de moda, para estrellas de la época como La Fornarina, Resurrección Quijano, Pastora Imperio, La Bella Chelito o La Goya.
Sin embargo solo obtuvo un éxito muy discreto con sus obras escénicas como el sainete de un acto ¡Armas al hombro!
En 1918 estrena la fantasía cómico-lírica De Madrid al Infierno, con el chotis Oye Nicanora que el público solicitaba una y otra vez pero no alcanza el mismo éxito anterior.
Mostró mayor madurez en sus arreglos orquestales en su obra de 1919 Las corsarias estrenada en el Teatro Martín, que logra un grandísimo éxito y popularidad.
En 1924 llegaron una serie consecutiva de éxitos iniciados con La linda tapada, estrenada en el Teatro Cómico y que incluía la popular Canción del gitano; seguida por La bejarana estrenada el mismo año en el Teatro Apolo y que hizo igualmente popular su Pasodoble de los quintos.
Esta incluye la Canción del platero y el Canto a Murcia, que se convirtió en el himno popular de la región.
Paco Alonso no solo compuso zarzuelas, era un autor versátil que creó numerosos sainetes y revistas.
Sin embargo su mayor éxito en el campo de la revista llegó en 1931 con Las Leandras, estrenada en el Teatro Pavón y escrita especialmente para la vedette Celia Gámez que alcanzó un enorme éxito con el Pasodoble de los nardos y el chotis El Pichi.