La obra lleva la siguiente dedicatoria en la viñeta más vistosa de la última página:
En seguida, Lars ve el paisaje cercano al laboratorio desde la altura: las granjas, la autopista, los campos verdes, los bosques...
Se organiza una expedición al lugar con tripulación humana; esta, una vez allí, se aventura en la superficie del planeta, que a pesar de su gran tamaño es de tipo terrestre.
Al parecer, es un mundo vegetal, de aguas lechosas y sin vida animal.
El día del lanzamiento y cuando ya están a punto de llegar los misiles al planeta, Obán se ha perdido de la vista de su madre, que lo está buscando y lo llama; ella, asombrada, oye en su mente la voz del hijo, que le está indicando dónde se halla: a través del cristal de la burbuja, Obán contempla el planeta, que es un organismo viviente, y se está comunicando con él mediante telepatía.
Así, el niño Obán, primer caso registrado de una mutación que sería estable a partir de la segunda generación, se queda sin el amigo que le ha enseñado a comunicarse y gracias al cual no necesitará en principio que le quiten la mudez.
Aprovechando esta situación, una empresa ha proyectado traer a la Tierra asteroides relativamente pequeños y dejarlos caer en el desierto del Sáhara para después recuperarlos y proceder a la extracción de minerales.
Aún quedan en el desierto algunas tribus tuareg, y el gobierno de esa zona, implicado en la importación minera, les ha ofrecido dinero y tierras para que se vayan, pero muchos, sobre todo los viejos, no quieren.
A partir de Homo sapiens, surge Homo novo, al principio como mutantes que van naciendo por todas partes, dotados de capacidades perceptivas y cerebrales hasta entonces inexistentes o en estado germinal en la forma antigua de la especie, que desarrolla un violento rechazo a la forma recién aparecida.
La capitana, harta ya, decide abortar esa parte de la misión y abandonar el planeta.
Mientras suben, ven desaparecer las montañas al tiempo que se da algo parecido a un terremoto.
Ya en órbita, el intuitivo entra en la habitación del artista y encuentra un libro ilustrado con paisajes de la Tierra: esa es la inspiración de la obra del artista, que es quien ha estado creando y recreando el planeta.
Cuando van a salir del edificio, encuentran al general de los rebeldes y se lo llevan con ellos.
Viéndose dueña de la situación, la mujer hace ver al otro que ahora es él quien va a ser juzgado, y este describe el gobierno de ella como una farsa: gane quien gane las elecciones, al final es ella quien gobierna.
Salen de la habitación y el hombre recupera el dominio de la situación: los soldados y él le explican a la mujer que han dejado que ella misma se juzgara y emitiera su propia sentencia, que habrá de cumplirse en unos días.
Antes de salir dejándola encerrada en el edificio, ponen a su alcance una pistola con una sola bala.
Una expedición encuentra en un planeta, deshabitado por la humanidad y por los simios, una construcción consistente en una piedra del tamaño de un antebrazo erigida en el centro de un cuadrado formado por cuatro piedras más pequeñas que marcan los vértices del polígono.
Los árboles inteligentes son llevados a todas las zonas habitadas de la galaxia, y con el tiempo se les dedica una reserva en los llamados "ecoplanetas".
Tras la expansión, Homo novo entra en una fase de decadencia que lo acabará llevando a la extinción, y los viejos desarrollan un racismo hacia los árboles inteligentes, considerándolos corruptores de los jóvenes, ya que estos se pasan el día hablando con ellos.
Cuando mueren los enfermos, el único individuo que queda los incinera, carga en un recipiente una pequeña muestra de los datos en custodia y parte en busca del mar.
En poco tiempo, se hallará algún sistema para que la criatura terrestre pueda vivir con ellos en el medio acuático.