Un fotometeoro, en el ámbito de la meteorología, es un meteoro que designa a un objeto o fenómeno óptico que se observa en la atmósfera o superficie terrestre cuando la luz solar o lunar sufre reflexión, refracción, difracción, dispersión, polarización o interferencias determinadas por circunstancias particulares.
[1][2] El nombre deriva de «foto», del griego antiguo φωτός [photós] 'luz' y «meteoro», μετέωρος [metéōros], '[flotando] en el aire'.
Los fotometeoros más comunes son el halo, el arco iris, la corona, la iridiscencia, la gloria, el parhelio, el anillo de Bishop, el espejismo, el arrebol, el centelleo, el destello verde y los rayos crepusculares.
Una lista más exhaustiva incluye:[3] Las auroras polares (sur en el polo sur, boreales en el polo norte) son al mismo tiempo electrometeoros y fotometeoros, según Météo-France, porque provienen de la interacción de partículas de origen solar (protones y electrones) con átomos y moléculas terrestres (en particular oxígeno y nitrógeno).
Estas partículas se canalizan a lo largo de las líneas de fuerza del campo magnético terrestre hacia los polos.