Parece que la construcción no comenzó en el foro hasta alrededor del año 20 a. C., cuando Augusto vengó a Roma de nuevo, esta vez al negociar la entrega de los estandartes perdidos por Marco Licinio Craso ante los partos.
La tierra en la que se iba a construir el foro ya era propiedad del propio Augusto.
No obstante, los planes iniciales exigían más superficie de la que en principio él tenía.
[1] Esta autoproclamada buena obra probablemente no fuera más que un truco para ahorrar a Augusto problemas y dinero.
Las armas y otros objetos robados al enemigo, o saqueados, recuperados de la batalla, a menudo se almacenaban igualmente en el foro.
Inmediatamente detrás del foro queda el barrio de Suburra, tristemente célebre en tiempos antiguos por su pobreza, y que tendía a padecer incendios.
Por lo tanto, se construyó un alto muro de piedra, que todavía hoy se conserva, para proteger la arquitectura de mármol del fuego, y para servir a un segundo propósito: tapar la vista del barrio pobre.
Se pinta a sí mismo como uno de «los grandes», merecedor del poder que ostentaba.
Las estatuas del foro proporcionaban excelentes razones a Augusto para reclamar su restauración de la República.