La basílica está cerca, por el lado norte, del foro de Nerva y la Curia separados por la via dell'Argileto.
Una primera basílica se había construido detrás de las tabernae argentariae entre el año 210 a. C. y 195 a. C.-191 a. C., fecha en la que Plauto las menciona.
Pudo deberse a que fue frecuentemente restaurada y redecorada por miembros de la gens Emilia.
En el año 78 a. C., el cónsul, Marco Emilio Lépido, la embelleció con los clipei ("escudos") o retratos grabados de sus antepasados y la reconstruyó ligeramente.
Otra reconstrucción de mayor alcance fue emprendida en 55 a. C. por el edil curul Lucio Emilio Paulo, hermano del triunviro Lépido.
Las columnas en la segunda fila eran de mármol cipolino y, finalmente, las externas llevaban capiteles jónicos.
En esta ocasión las tabernae que la precedían hacia la plaza del Foro y el pórtico se reconstruyeron por completo.
El último fue dedicado a los dos nietos del emperador (Porticus Gai et Luci): tenía dos órdenes de arcos con pilastras y semi-columnas dóricas.
Sobre el orden superior se construyó un ático, decorado con elementos vegetales y estatuas de bárbaros.
El edificio estaba precedido por el lado del foro por un pórtico de dos pisos con dieciséis arcos sobre pilastras.
Por detrás del pórtico hay una serie de tabernae entre ellas se abren las tres entradas que dan acceso al aula.
Más tarde, Augusto alzó delante de la basílica, los ophia, una columnata dórica en arcadas, que ocultaba las tiendas (tabernae) a los ojos de los peatones que pasaban por la vía Sacra, y volvía la vieja basílica al gusto del día.