Cinco años más tarde, Seibert obtuvo un doctorado en bioquímica por la Universidad de Yale.
[3] De esta manera desarrolló un método para prevenir que estas proteínas fueran contaminadas por bacterias.
Seibert reportó en Yale un curioso hallazgo, y es que las inyecciones intravenosas solían causar fiebre en los pacientes.
En 1932 aceptó irse junto con Long al Henry Phipps Institute, en la Universidad de Pensilvania.
Junto a la supervisión y financiamiento de Long, Seibert identificó como proteína el agente activo en la tuberculina.
Tuvo que pasar muchos años desarrollando métodos para separar y purificar la proteína del denominado Mycobacterium tuberculosis hasta obtener la proteína purificada derivada (PPD), la cual permitió la creación de un test de tuberculosis fiable.
Tanto ella como su hermana Mabel se trasladaron más tarde a San Petersburgo, Florida, donde Seibert siguió investigando las posibles relaciones entre las bacterias y los tipos de cáncer, trabajando con el hospital Mound Park, y con el centro de investigación Bay Pines V.A.