Debido a la influencia de la devoción que existe al santo Europa central.
En esa época, muchos habitantes llegaron al sur gracias a la Reconquista de la península.
Desde la víspera de su fiesta encendían en la misma cuatro antorchas con las que homenajeaban a su patrón.
En la ciudad se encienden decenas de lumbres, sobre las que se coloca un muñeco realizado con ropa vieja, paja y serrín, además de petardos que explotan con el fuego.
Algunos aprovechan la ocasión para lucir los trajes regionales de Jaén, la pastira y el chirri.