[3] Lo cierto es que ya en el siglo xvi se recoge la tradición primaveral, entre los vecinos de la Villa de Madrid y los pueblos vecinos, de "bajar al Sotillo" en una romería que, pasando por el ventorrillo del Sol,[5] en la Huerta del Bayo,[6] llegaba hasta los sotos y alamedas del río Manzanares.1660), describe con inusitado espíritu crítico ‘El Sotillo’, diciendo que hay en él «unos árboles, ni anchos, ni galanes, ni grandes», y que «humedece este soto, dividido en listas, Manzanares, poco más que si se señalaran la tierra con el dedo mojado en saliva».[d][10] También acudían los reyes, en especial Felipe IV,[e] amante del teatro y los festejos, y que en esa época del año vivía en Aranjuez.[12] En 1861, el escritor costumbrista Mesonero Romanos la cita como una fiesta del pasado.[14] Escribe Brunel: «La galantería de esta fiesta consiste, principalmente, en la afluencia de mujeres que se preparan para mostrarse allí deslumbradoras; para eso, llevan sus más hermosos vestidos, y no olvidan ni el bermellón ni el albayalde, en los que buscan todos sus atractivos.