Portillo de Embajadores
El portillo de Embajadores fue un postigo menor de la cerca que circundaba Madrid.[1] Se encontraba a mitad de camino entre las puertas de Toledo y Atocha de la denominada cerca de Felipe IV y fue abierto en 1782.Debe su nombre a ser el punto por el que la calle Embajadores salvaba la cerca.Tras el derribo de dicha cerca en 1868 y consecuentemente del portillo de Embajadores, el terreno en el que se encontraba se convirtió con el tiempo la actual glorieta de Embajadores.Durante las obras de mejora de la estación de Embajadores del Metro de Madrid se descubrieron piedras graníticas que supuestamente correspondían al portillo de Embajadores.