Tras la derrota de Napoleón, las nuevas autoridades bávaras mantuvieron algunos derechos constitucionales, pero la población local padeció no obstante elevados impuestos y una creciente censura.
Ya en 1817 se llevó una bandera correspondiente en la procesión del Festival de Wartburg.
A su vez, los iniciadores convocaron una feria en el castillo de Hambach, ya que estaba prohibida cualquier manifestación.
Este apoyo pro-polaco expresado en Hambach fue el punto culminante del entusiasmo de los liberales alemanes por Polonia.
En la fecha del aniversario, en 1833, los militares bávaros controlaron la zona y dispersaron todos los intentos de celebrar otra reunión.
El castillo de Hambach se convirtió en un icono del movimiento democrático alemán.