El Imperio Otomano deseaba mantener el control de la península arábiga y expandir su influencia a través del mar Rojo llegando hasta el nominalmente otomano Jedivato de Egipto; que había estado bajo control militar británico desde la revuelta Urabi en 1882.
El ferrocarril se convirtió en una fuente de disputas internacionales durante los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial.
[9] Hacia el final del siglo XIX el Imperio Otomano era débil, y las importaciones baratas de la Europa industrializada y los efectos de una desastrosa guerra ruso-turca habían tenido como resultado que las finanzas del país estuvieran controladas por la Administración de la Deuda Pública Otomana, compuesta por, y que respondía ante, las grandes potencias europeas.
Durante 1901 un informe alemán anunció que existía un verdadero "lago de petróleo" prácticamente inagotable.
[11] En 1872 el gobierno otomano retuvo al ingeniero de ferrocarril alemán Wilhelm von Pressel para desarrollar los planes ferroviarios en Turquía.
Sin embargo, la iniciativa privada no iba a construir el ferrocarril sin subsidios, así que el gobierno otomano tuvo que reservar parte de sus ingresos para dichos subsidios, aumentando así su deuda con las potencias europeas.