Hernando Arias de Ugarte

Fue el único arzobispo criollo que ocupó la silla episcopal limeña durante la época colonial.

Penetró en lugares muy remotos venciendo duras jornadas, pasando por peligros graves en caminos escabrosos, y arrostrando privaciones de todo género.

En 1625 celebró el primer Concilio provincial de Santa Fe.

Se dedicó también a adelantar varias obras, como la fábrica de una capilla que levantó para su entierro creando para ella una capellanía.

Sin embargo, como ya hubiese convocado a un concilio provincial, verificó la reunión de este en 1629 y autorizó sus funciones hasta que ellas terminaron.

En este concilio logró hacer reformas en beneficio de los indios.

Ordenado todos los asuntos de la sede altiplánica, preparó su viaje a Lima.

[2]​ Efectuó una minuciosa visita en su jurisdicción, que le tomó cinco años en completarla.

Contienen trece títulos con varios capítulos, y al principio de ellas está inserta la doctrina cristiana en quechua y en español (1636) y proveyó a la dación de nuevas reglas que asegurasen el orden de la vida religiosa.

Decía que eran sus hermanos y sus compatriotas; y muchas veces se firmó en su país: “Fernando, indio, obispo de Santa Fe”» (Manuel de Mendiburu).

Retrato del arzobispo Fernando Arias de Ugarte. Grabado reproducido en una obra del siglo XIX