En 1821, la reina María Cristina de Borbón ayudó económicamente al escultor en Roma, quien por entonces tenía tres hijos.
Le encargó trabajos en el palacio,[1] que María Cristina había adquirido, frente a la San Carlino.
En sus últimos años, su hijo, Federico, nacido en Roma y considerado escultor italiano, colaboró con él.
Varias de las obras realizadas a comienzos del siglo XX son conocidas solo por grabados en prensa.
[2] Hizo además otras versiones berninianas como la de Apolo y Dafne en mármol que se encuentra en el Michigan Historical Museum, en Lansing, Estados Unidos.