Felipe Ducazcal
Ducazcal remitió al director de El Imparcial el 3 de diciembre de 1870 una nota en la que negaba dirigir o haber pertenecido a la partida de la porra, pues, afirmaba, jamás había necesitado reclutar gente para castigar ofensas propias, y así refería que días atrás, como en El Combate había sido mencionada su esposa y él ya tenía advertido a Paúl y Angulo que no le iba a consentir un insulto más, lo buscó por la calle solo y desarmado y encontrándolo en compañía de otro y armado le dio una lección de urbanidad que estaba dispuesto a repetir.La nota fue reproducida en El Combate del día 4, con la respuesta de Paúl y Angulo que negaba haberse encontrado nunca con Ducazcal, a quien decía no conocer, y se reía de «la ridícula estupidez de los porristas y amigos íntimos de Prim y Prats», entre los que volvía a colocar a Ducazcal.El duelo a muerte se concertó para la mañana del 10 en las tapias del cementerio de San Isidro, pero cuando llegaban los duelistas y sus padrinos, Ducazcal en coche de la Real Casa como funcionario de ella, se encontraron con un numeroso entierro y la Guardia Civil, por lo que acordaron trasladarse al Arroyo Abroñigal donde, empleando las mismas pistolas que habían servido recientemente en el duelo que costó la vida al infante Enrique de Borbón, tocó a Ducazcal disparar en primer lugar.Hicieron varios disparos y, tras fallarle el arma en uno de ellos, Ducazcal arrojó su arma, volviendo la cabeza, momento en que le entró la bala disparada por Paúl por una oreja.Murió joven a los 46 años de edad, por una bala que tuvo alojada en un oído tras el duelo a muerte que lo enfrentó veinte años antes con Paúl y Angulo; nunca se recuperó totalmente y, mucho tiempo después, este estrago le resultó fatal.