Reproducción asistida

Actualmente, los datos sugieren que estas técnicas son necesarias para un 15-20 % de la población.

En 1944 Miriam Menken y John Rock se convirtieron en los primeros investigadores que fertilizaron un óvulo humano fuera del organismo.

En 1973 Carl Wood y John Leeton obtuvieron el primer embarazo humano mediante FIV, en Melbourne, Australia.

En 1976 Patrick Steptoe y Robert Edwards, junto con Jean Purdy primera embrióloga de la historia, obtuvieron el primer embarazo con FIV en humanos en Inglaterra.

Sin embargo, hicieron falta 10 años de investigación para que este hecho se llevase a cabo.

En esos diez años, Patrick Steptoe (ginecólogo) y Robert Edwards (fisiólogo) se asociaron para desarrollar la técnica de fecundación in vitro.

un niño concebido por donación ovocitaria, y, en Australia, una mujer dio a luz un bebé procedente de un embrión congelado.

A nivel mundial, se calcula que nacen todos los años 100 000 niños fecundados in vitro.

Al introducir el espermatozoide en el útero, este debe buscar su camino hacia el óvulo maduro y fecundar por su propia cuenta, tal como ocurría en un embarazo tradicional.

Tras la fecundación, el embrión es cultivado in vitro durante días y luego transferido al útero.

Este proceso ha sido aprobado en Reino Unido y sigue el siguiente esquema: Pese a que tanto el bebé que nazca como su futura descendencia estarán libes de la enfermedad mitocondrial, la “terapia de remplazo mitocondrial” sigue estando prohibida o fuertemente restringida en muchas partes del mundo, incluida la mayor parte de Europa, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Singapur, entre otros.

[7]​ La reproducción asistida avanza considerablemente en el campo de la tecnología, una de las mejoras más importantes y notables que existe desde hace años pero que no se ha podido aplicar por complicaciones técnicas, financieras y conceptuales son las incubadoras con tecnología Time-Lapse.

Esta hormona es liberada por el embrión, en concreto, por las células del trofoectodermo, en estado de blastocisto tras su implantación en el endometrio.

Las técnicas utilizadas deben estar aprobadas por la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida.

Debe existir una estricta confidencialidad sobre todas aquellas personas que se someten a estos métodos, tanto los progenitores como los futuros hijos, y sobre los donantes de óvulos o espermatozoides.

Concretamente, el nacimiento de Louise Brown (primera “bebé probeta”) por fecundación in vitro en 1978 abrumó a muchas personas, cuya reacción ante esta nueva realidad vino determinada principalmente por sus creencias religiosas.

No ocurre lo mismo con el catolicismo, cuyos representantes defienden que la reproducción asistida es totalmente inaceptable.

Asimismo, protestantes, anglicanos, cristianos coptos y musulmanes sunitas aceptan la mayoría de las prácticas que la reproducción asistida abarca, siempre y cuando éstas no involucren la donación de gametos o embriones.

[27]​ Además, dentro de una misma comunidad religiosa encontramos diferentes posturas; por ejemplo, los cristianos católicos son más estrictos que los cristianos ortodoxos, aunque estos últimos aún siguen rechazando la participación de terceros.