Fe (Catedral de Caracas)

Trasladada la silla episcopal desde Coro hasta Caracas en 1636, la iglesia fue convertida en catedral, quedando completamente destruida en un terremoto en 1641.

Desde el inicio se optó por que la estatua fuese elaborada en bronce; dicho material fue elegido no tanto por la belleza del mismo sino por su resistencia, ya que la imagen, al estar destinada al exterior, debía soportar las inclemencias del tiempo a la par que quedar cubierta por la policromía que se tenía pensado aplicar desde un principio con el fin de mantener oculto el metal.

[2]​: 533 El pago que se debía hacer a Toledo por su trabajo fue objeto de controversia ya que el escultor inició un pleito contra el mayordomo de la catedral, siendo la disputa dirimida en el Tribunal Eclesiástico.

Sumado a esto, el mayordomo acusó a Toledo de haber incluido en la cuantía que reclamaba los 20 pesos ya pagados a López, todo lo cual provocaría que algunos pagos se efectuasen en fechas muy posteriores a la fabricación de la estatua, hecho que a su vez obligaría al artista a tener que presentar facturas dos años más tarde,[2]​: 534  concretamente el 3 de julio de 1772: En 1798, año de la muerte de Toledo, la catedral todavía le adeudaba 600 pesos por su trabajo, figurando en el testamento del escultor que después de su deceso se debía amonestar al nuevo mayordomo para que procediese al pago del dinero restante y así poder cancelar la deuda.

Menos de dos semanas después, el 4 de abril, otro temblor devolvió la torre a su posición original, aunque los graves daños estructurales obligaron a que la edificación fuese demolida hasta la mitad, labor ejecutada por el maestro albañil Juan Agustín Herrera, quien por falta de fondos no pudo reconstruir la torre, limitándose únicamente a rematarla con una cúpula sobre la que se instaló la estatua, la cual ha permanecido en dicho emplazamiento hasta la actualidad, aunque ya sin policromía y carcomida por el paso del tiempo puesto que nunca llegó a ser restaurada.

[4]​: 84  Ajustándose a las típicas representaciones de esta virtud, la imagen figura con una venda sobre los ojos en alusión a que la Fe es ciega, tal y como señala el Evangelio de Juan: «Dichosos los que sin ver han creído».