Sus habitantes son llamados faliscus y se decía que hablaban una lengua diferente a la de otros etruscos.
Es probable que el asunto acabara en un tratado de deditio, o ciudad sometida, conservando su estructura política.
Las fuerzas aliadas fueron derrotadas por el dictador Cayo Marcio Rútilo, tras lo que obtuvieron la renovación del tratado y retomaron las buenas relaciones con Roma durante 60 años.
En el 293 a. C. se unió a la revuelta de las ciudades etruscas contra Roma pero fue rápidamente sometida por el cónsul Carvilio, firmándose una tregua por un año que terminaría en la paz definitiva.
No fue una ciudad muy importante y por su nombre se deduce que permaneció en ella el culto a Juno.