En líneas generales el gerifalte resulta similar a un halcón peregrino de gran tamaño, pero tiene una serie de características que lo diferencian notoriamente del peregrino: en primer lugar el colorido y las manchas bigoteras (característica de todos los falcónidos) resultan más difusos que en sus parientes más meridionales.
Comparte las características del resto de la familia: alas largas y triangulares, tarsos desnudos cubiertos de escamas, vientre claro y barreado de manchas oscuras en su etapa adulta, iris oscuro, cera amarilla, bigoteras y un pico ganchudo con "diente" que le permite rematar a sus presas.
No se conocen subespecies,[2] aunque el plumaje parece ser muy variable en esta especie; su color puede ser cualquier tono desde blanco hasta casi negro; las poblaciones de Groenlandia suelen tener plumaje blanco con pintas oscuras sobre las alas, mientras que los de Eurasia suelen ser grises.
Se observa a parejas reproductoras construyendo su propio nido en contadas ocasiones.
En realidad el mayor peligro para esta especie son los humanos, ya sea por accidente o intencionalmente.
Por su rareza y por las dificultades en conseguirlo, este halcón solamente era asequible a reyes e hidalgos adinerados.
Incluso hoy en día los gerifaltes son aves tan costosas que los dueños y avicultores los esconden para evitar robos.