Se enriqueció como proveedor de alimentos y vestuarios al ejército.
Pero no era considerado un político original, ni de ideología claramente definida.
Pasó entonces al Perú, donde solicitó al gobierno de ese país – que no había logrado aún liberarse de los realistas – adherirse a la tregua firmada por el gobierno porteño con España.
Durante el gobierno de Manuel Dorrego fue director del Banco Nacional y diputado provincial.
Pero cuando los unitarios, violando el acuerdo, organizaron y ganaron una violenta elección, un nuevo tratado, el de Barracas, llevó al poder a Juan José Viamonte, y luego al mismo Rosas.
Regresó – ya muy enfermo – cuando Rosas ordenó detener los desmanes contra los opositores.