[1] Su belleza y su riqueza se constituían en razones más que suficientes para ser una de las mujeres más solicitadas por diversos pretendientes que compartían junto a ella veladas en los salones literarios.
Felicitas Guerrero, entonces, hizo detener el carruaje y de pronto un jinete se acercó diciéndole: "Es mi estancia, que es la suya, señora".
Desde ese momento comenzaría a sufrir el acoso del pretendiente despechado.
Ocampo había estado bebiendo en la «Confitería del Gas», ubicada en la esquina de las actuales calles Rivadavia y Esmeralda de la actual Plaza Roberto Arlt, y se había presentado en la quinta insistiendo que le urgía verla.
Felicitas trató de escapar a través del jardín ubicado entre la mansión y el oratorio familiar[27][28] —la actual sacristía de la iglesia Santa Felicitas—, pero él le disparó por la espalda, hiriéndola a la altura del omóplato derecho.
Ocampo acabó muerto, sin que se esclarezca si por mano propia o asesinado por parientes de su víctima.
[30] Felicitas fue asistida por los doctores Manuel Blancas y Mauricio González Catán.
[1] El día del funeral también enterraban allí a Ocampo, y ambos cortejos se encontraron en la entrada del lugar, ya que era el cementerio de las familias acaudaladas de la época.
[32][12] Dicha iglesia aún se alza en los terrenos que fueron la quinta de los Guerrero, en la calle Isabel La Católica 520, entre Brandsen y Pinzón, frente a la Plaza Colombia en el barrio de Barracas.
La iglesia Santa Felicitas fue obra del arquitecto Ernesto Bunge y no posee un estilo arquitectónico definido.
[33] En su interior se pueden observar combinaciones de mármoles, estucos y detalles pictóricos.
Posee tres altares realizados en mampostería policromada y vitrales provenientes de Francia.
Las arañas están adornadas con caireles de cristal y también se encuentra un reloj inglés con carrillón.
El órgano del recinto es de origen alemán y cuenta con 783 tubos.