[2] Todas las cámaras digitales llevan un exposímetro que mide la cantidad de luz del motivo a fotografiar.
No obstante, el propio sistema puede ser engañado si predominan los colores muy claros o muy oscuros, con lo que si no compensamos adecuadamente los errores, las fotos podrían salir sobreexpuestas o subexpuestas.
Utilizando este modo el fotógrafo puede controlar la profundidad de campo y decidir si quiere que el fondo salga más o menos enfocado.
El fotógrafo tiene control absoluto sobre todos los ajustes de exposición (ISO, velocidad y abertura).
[2] Podemos hablar de una exposición correcta cuando se logra el efecto que el fotógrafo ha pretendido transmitir.