También se espera que los bonos refuercen el sistema financiero de la eurozona, evitándose mejor futuras crisis.
Al igual que otros bonos, podrían haber expresado una cierta cantidad de dinero invertido a devolver por el deudor, un cierto ratio de interés y un cierto tiempo vencido el cual la deuda deberá ser devuelta.
Sin embargo, los gobiernos de aquellos países menos afectados en ese momento por la crisis de deuda, especialmente Alemania y Austria, estuvieron en desacuerdo con la propuesta, entendiendo que el endeudamiento indefinido no podría ser una respuesta a la crisis.
[22] Según esta propuesta, los eurobonos deberían avalar la deuda de los países hasta el 60% del PIB nacional.
Los países con grandes porcentajes de deuda sobre el PIB, como Italia, Grecia y Portugal, recibirían un gran incentivo para hacer ajustes fiscales.
[24] Por el contrario, el expresidente francés François Hollande se había mostrado favorable a esa medida adoptandola como elemento clave en su lucha a favor de las políticas de crecimiento en Europa.
[25] Esta posición fue apoyada por países como España, Bélgica e Italia, y por movimientos como el de los federalistas europeos.
[26] Estos últimos sostienen que los eurobonos serían una opción idónea para resolver la crisis de la deuda de la eurozona y además permitiría avanzar hacia una unión fiscal y financiera.
A dicha flexibilización se añadieron también los cambios en la autorización de ayudas públicas, ya que la normativa permitió otorgar hasta 800.000 euros por compañía en forma de subvención directa o ventajas fiscales.
Este impulso se integró con varias acciones institucionales de las semanas anteriores, y sirvió de base al plan recuperación económica (Next Generation EU) presentado por Von der Leyen la semana siguiente.