Afecta principalmente a niños desnutridos en quienes, de no recibir tratamiento, concluye casi siempre en un desenlace fatal.
También se ven afectados niños en Asia y algunos países de América del Sur.
Puede catalogarse como una enfermedad infecciosa pero asociada a factores previos diversos que condicionan un profundo debilitamiento de la respuesta inmune (desnutrición, infecciones, etc.).
[9] La malnutrición, las condiciones sanitarias deficientes y el debilitamiento causado por las infecciones recurrentes (el sarampión, por ejemplo) parece capaz, por sí mismo, de comprometer la competencia global del sistema inmune.
Sin embargo, sus efectos físicos son permanentes y pueden requerir una cirugía plástica reconstructiva.