El texto significó la confirmación del régimen tradicional con la instalación de un protectorado ruso que duró hasta 1854.
Los dos principados, que habían ido aumentando progresivamente su dependencia del Imperio otomano desde la Edad Media, fueron objeto de varias incursiones rusas desde la guerra Ruso-Turca de 1710 y 1711, cuando el ejército ruso entró en Moldavia y el zar Pedro el Grande estableció relaciones con los valacos.
Por ello, los otomanos impusieron un mayor control sobre la región bajo el mando de los hospodares fanariotas, quienes eran directamente propuestos por la Sublime Puerta (nombre con el que se conocía al gobierno del Imperio Otomano y, por extensión, a todo el Imperio).
Así, Rusia intervino para mantener el gobierno de los hospodares, quienes habían perdido el apoyo de la Puerta a principios del siglo XIX, y estuvo presente en los estados del Danubio compitiendo por con el Imperio austríaco por las influencias en la zona.
Mientras que en Moldavia pudo tomar las riendas del gobierno con facilidad, la expedición de la Filikí Etería encontró una situación más complicada en Valaquia, donde una regencia de los principales boyardos intentaba eliminar las instituciones fanariotas y obligar a que los nacionalistas griegos aceptasen su mando.