[1] Tudor Vladimirescu creó su fortuna por la compra de tierra, haciendo negocios por su propia cuenta.
[2] Gracias a su conocimiento de la lengua alemana, Tudor Vladimirescu pudo seguir los problemas políticos que se debatían en prensa en la capital del Imperio Austríaco.
Dirigiéndose a Nicolae Văcărescu, uno de los encargados de la derrota del ejército panduro, Tudor dice: "Posiblemente usted, al pueblo con cuya sangre se nutrieron y se han cubierto todo el linaje noble, lo consideras una simple nada, y solo a los ladrones llamas patria...
Pero cómo no entiende usted que la patria es el pueblo, y no los simples ladrones".. Tudor aseguraba permanentemente a los generales del Danubio y la Puerta Otomana que la revolución del pueblo era a causa de "el malestar qué sufre por parte de los terratenientes nobles, con los antiguamente enviados señores y regidores de este pueblo".
[3][4] Su trágico destino, obviamente romantizado, se convirtió (en 1962) en una fuente de inspiración para el escritor Mihnea Gheorghiu y el director Lucian Bratu, que realizaron un largometraje artístico con Emanoil Petruț en el rol principal.