Fanariotas

[4]​ El Patriarcado cobró mayor importancia y ocupó un papel clave entre los cristianos del Imperio, porque los otomanos no distinguían legalmente entre nacionalidad y religión, así que consideraban a todos los cristianos ortodoxos del Imperio una sola entidad.

El Patriarca y los dignatarios de la Iglesia constituyeron el primer centro de poder para los griegos dentro del Estado otomano, un centro que consiguió inflirtrarse en las estructuras del Imperio otomano, atrayendo también a la antigua nobleza bizantina.

[6]​ Con el tiempo, la presencia eslava dentro de la administración llegó a ser una molestia para los líderes otomanos, ya que tendieron a ofrecer su apoyo al ejército habsburgo en el contexto de las guerras del siglo XVII.

[7]​ Además, desde el siglo XVII los otomanos se enfrentaron con problemas en su política exterior, y ya no era tan fácil imponer condiciones a sus vecinos; la Puerta se vio por primera vez obligada a participar en negociaciones diplomáticas.

[6]​ La Puerta designó a los griegos como embajadores, ya que eran considerados los más educados del Imperio.

[9]​ Comerciantes griegos y clérigos de origen bizantino, que habían acumulado una gran prosperidad económica e influencia política, y que llegaron a ser conocidos como "fanariotas", se asentaron en el distrito situado en el extremo noroeste de Constantinopla, que había llegado a ser crucial para los intereses griegos, después del establecimiento de la sede del Patriarca en 1461 (a poco tiempo después de que Hagia Sophia fue convertida en mezquita).

[10]​ Durante el siglo XVIII, los fanariotas emergieron como grupo hereditario clérigo-aristocrático, dirigiendo los asuntos del Patriarcado, y llegando a ser el poder político dominante en la comunidad griega de tierras del Imperio otomano.

[11]​ Los fanariotas llegaron a competir por cargos administrativos otomanos muy importantes, que incluían recaudar impuestos imperiales, administrar los monopolios comerciales, trabajando con contrato en varias empresas, siendo proveedores para la Corte, e incluso dueños de los dos Principados Danubianos - Moldavia y Valaquia.

Estas actividades intensificaron su contacto con las naciones de Occidente, familiarizándose con las lenguas y culturas europeas.

Conforme a Paparregopoulos, fue una evolución natural, dada la educación de los fanariotas y su experiencia en supervisar vastas regiones del Imperio.

La atención de los fanariotas se concentró en ocupar los cargos más favorables que el Imperio podía ofrecer, y no quedaron excluidos los dos Principados Danubianos, que todavía eran relativamente ricos y autónomos - aunque pagaban tributo como estados vasallos.

Una vez nombrados los nuevos príncipes, estaban escoltados hasta Iași o Bucarest por séquitos compuestos por sus familias, favoritos y acreedores (de los cuales habían prestado los fondos para el soborno).

Sin embargo, acumuló deudas hacia varios acreedores, pero no hacia el sultán mismo : de hecho, las instituciones centrales del Imperio otomano generalmente parecían determinadas a mantener su dominio sobre los principados, pero no explotarles irracionalmente.

En un ejemplo temprano, Ahmed III incluso ayudó a Nicholas Mavrocordatos con una suma de dinero.

Para hacer los reinados lucrativos, mientras ahorraban el dinero que hacía falta para cubrir las necesidades de la Sublime Puerta (cada vez más grandes, ya que el Imperio entraba en declive), los príncipes canalizaron sus energías en el saqueo, y los habitantes, víctimas de los impuestos que aumentaban y se diversificaban, estaban a menudo condenados a la miseria.

Sin embargo, los impuestos más odiados atribuidos a los fanariotas no eran todos nuevos: por ejemplo, el "văcărit" fue introducido por Iancu Sasul en 1580.

Imagen de las extravagancias atribuidas a los fanariotas: Nicholas Mavrogenes pasea por Bucarest en un carruaje tirado por ciervos (1780.)
La iglesia de Stavropoleos , construida en Bucarest por Nicholas Mavrocordatos, en una litografía de 1868 de Amadeo Preziosi.