[6] El surrealista André Masson, llegó a definir el espacio pictórico como algo que no debe ser «ni exterior ni interior, un juego de fuerzas, un puro devenir indeterminable».[13] Para reforzar la sensación de profundidad, recurre al trampantojo con las tracerías góticas que pinta en los dos ángulos principales.[13] Así mismo, podría trazarse una diagonal que partiendo de la cabeza del joven que ha liberado a Cristo y bajando hasta la Virgen acaba en el pie derecho de San Juan.[14] Otro complemento que dominará la percepción final del conjunto del espacio pintado por Weyden es la distribución de la coloración de los ropajes y el claroscuro.Contrastan los colores fríos que visten los personajes más patéticos (las mujeres y el joven subido a la escalera) con los tonos de los demás personajes, que visten colores cálidos.