El cuadro tiene poca profundidad espacial; las figuras ocupan todo el espacio pictórico y están realizadas como en un relieve clásico.
La Virgen no aparece desvanecida por el dolor como se ve en otras representaciones; es más, participa en el descendimiento de forma activa junto con los demás actores.
Observamos colores primarios como el rojo, o el blanco, que ocupan el centro del cuadro de forma muy llamativa.
Después usa otros colores ya secundarios como pueden ser: el azul, verde, naranja, gris entre otros.La pincelada está movimiento descendente.
La composición es abierta y se aprecia claramente una el predominio de las diagonal desde el hombre que sujeta la sábana con los dientes, pasando por Cristo y la sábana hasta las muchachas a los pies, sin embargo también utiliza una contra-diagonal formada por José de Arimatea, que lo reconocemos por la barba y el gorro hebreo, que ayuda a Cristo a descender, por tanto, la disposición es en forma de aspa.