El impasto generalmente no se ve en acuarela o témpera sin la adición de un agente espesante debido a la ligereza inherente en estos medios.
Mucho más tarde, los impresionistas franceses crearon obras que cubrían lienzos enteros con ricas texturas de impasto.
Aún más recientemente, Frank Auerbach ha utilizado un impasto tan intenso que algunas de sus pinturas se vuelven casi tridimensionales dando otra vida a la obra.
Durante el siglo XIX su uso se incrementa notablemente principalmente en pintura de paisajes, romántica o naturalista, considerándose una técnica común.
En el siglo XX, entre los artistas más representativos se cuentan Jackson Pollock, Willem de Kooning, Jean Dubuffet, Frank Auerbach.