Configurar espacios arquitectónicos adecuados es el objetivo principal de la arquitectura.
Se potencian apoyándose en la configuración del entorno (urbanismo) o recreando dichos elementos (artes decorativas).
Espacios arquitectónicos singulares son: los pórticos, hipetros, cellas, patios, atrios, naos, criptas, etc.
La arquitectura tiene al espacio como elemento primordial, lo pormenoriza y lo delimita mediante el volumen.
Tampoco siempre coincide el volumen con la forma material que lo delimita, pues varían: la proporción de los niveles interiores; la dimensión visual del color y las texturas; y la dirección de las transparencias.