La escultura oficial de convenciones académicas, con mayores o menores concesiones a la sensibilidad romántica, preside todo el siglo XIX.
La gran figura de François Rude fue continuada en la segunda mitad del siglo por Jean-Baptiste Carpeaux, Jules Dalou y Albert Bartholome.
El principal escultor de toda la época fue Auguste Rodin, que suele identificarse estilísticamente con el impresionismo pictórico.
La escultura española del siglo XIX estuvo dominada por los encargos institucionales dentro de un estilo academicista, en el que destacaron Ponciano Ponzano, Ricardo Bellver, Aniceto Marinas o Mariano Benlliure.
En el primer tercio del siglo XX se pueden diferenciar varias tendencias: Los principales escultores vanguardistas anteriores a la Guerra civil española (1936) fueron Julio González, Alberto Sánchez Pérez y Pablo Gargallo.