Escuela de Estado Mayor
Desde su nacimiento en el siglo XIX hasta la actualidad, dependiendo de cada época, éstas han utilizado varios nombres.La Escuela tuvo un marcado carácter madrileño y en la capital del Reino mantuvo su sede durante la mayor parte de su existencia.En esta sede le sorprendió la restauración borbónica, que implicaría nuevas reformas en 1876, volviéndose a ampliar el programa con la recuperación de las asignaturas perdidas.[3] Uno de los requisitos indispensables que se pusieron para su acceso era ser oficial del Ejército.[5] En el momento en que se proclamó la Segunda República, el Estado Mayor era un cuerpo cuyos oficiales constituían una pequeña élite, en medio de un Ejército con escasa modernización y profesionalización.[4] Además, el ministro de la guerra, Manuel Azaña, estableció como requisito obligatorio ser diplomado en Estado Mayor o pertenecer al cuerpo (previo paso por la Escuela Superior de Guerra) para poder ser destinado al Estado Mayor Central.[4] En 1936, la guerra civil hizo que la Escuela suspendiera sus cursos y cerrase sus puertas por su proximidad al frente.