Si bien pueden presentar formas muy irregulares, usualmente son más o menos isodiamétricas.
No obstante, se las puede encontrar formando nódulos en tejidos parenquimáticos relativamente blandos, como el córtex del tallo del nogal, o aisladas, como las que se pueden encontrar en el mesocarpo de la pera.
Las esclereidas son generalmente células muertas a la madurez pero, en algunos casos, pueden conservar su citoplasma durante largos períodos de tiempo (hasta 5 años).
En las hojas de algunas monocotiledóneas, la epidermis está formada por esclereidas, como sucede en las catáfilas del ajo.
Las esclereidas varían mucho en forma, tamaño y características de sus paredes.