[1] Apenas existen referencias documentales a esta Ermita, tal vez hubiera alguna noticia en el antiguo Archivo Parroquial, destruido o desaparecido durante la Revolución Española de 1936.
El interior resulta una estancia agradable, con muros enlucidos pintados en colores claros, piso de ladrillos y cúpula de medio cañón con lunetos, que avanza en tres tramos hasta el presbiterio, elevado un escalón por encima del enladrillado general.
La iconografía tradicional representa a la Virgen de la Huerta (véanse las imágenes de esta advocación conservadas en la Catedral de Tarazona: siglos XIV, XV y XVII) como una Virgen erguida o sendente con el Niño a la izquierda –el Niño lo sujeta con el brazo (en la erguida) o se halla sentado sobre el regazo (en la sedente)-, siendo su característica principal la granada que portan en la mano, bien el Niño bien la propia Virgen.
Igualmente, la iconografía cristiana reproduce la imagen del Niño Dios sentado en el regazo de su Madre con una granada en la mano, significando la Nueva Vida que trae Cristo.
El Ayuntamiento ofrecía un refrigerio (pan, olivas), y la gente pasaba el día en las inmediaciones, «celebrando la estación primaveral», lo que constituía una «invocación de la fertilidad, al tiempo que la protección de campos y cosechas».