La narración en primera persona se señala en la edición impresa de 1512 de la Crónica particular del Cid —la que ha transmitido el Epitafio—, con la introducción «Dice el Cid a los que vienen ver su sepultura estas palabras que se siguen» y luego en el primer verso «Cid Ruy Díez só, que yago aquí encerrado».
[3] El contenido del Epitafio épico del Cid se hace eco de las tradiciones conocidas como estoria de Cardeña que se gestaron a lo largo del siglo XIII en dicha abadía y formaron un corpus que relataba, con tintes milagrosos, la muerte del héroe y sus hazañas póstumas.
Entre los motivos legendarios cardeñenses que proporcionan material narrativo a la inscripción épica está la hazaña de la victoria del Cid después de muerto montado en su caballo.
Además, la dependencia del Epitafio de estas leyendas está probada por la coincidencia en las cifras mencionadas, como la de los treinta y seis reyes moros que comandaban el ejército de Bucar vencidos por Ruy Díaz.
Pese a la rareza del Epitafio, pues es muy breve para lo que es usual en la poesía épica y su composición se vincula con la clerecía, existe otro ejemplo de mixtura similar entre la estrofa de cuaderna vía y otro epitafio, el del obispo Sancho de Ávila, compuesto hacia 1332: