Entierro de Genarín

[3]​Una vez que estuvo suficientemente instruido, en 1876 regresó al Hospicio para aprender un oficio en sus talleres,[4]​aunque, debido a problemas de la vista, prestó servicio como hortelano.

[7]​ Tras una reforma en la legislación, que rebajó la altura mínima para acceder al servicio, fue declarado útil e ingresó en el ejército, donde le correspondió servir en Ultramar.

[17]​Ni Genaro ni sus hijos Jacinto y Leonardo contaban con sueldo alguno (los únicos ingresos eran los jornales por la venta de periódicos) por lo que, al no disponer de medios, abandonó a sus tres hijos pequeños para que fueran socorridos y admitidos en el Hospicio, donde ingresaron a finales de ese año.

En 1927 Ángel y Genaro se hallaban en un caserón de la Serna, y desde ese momento no hay noticias de la familia hasta el año en que falleció Genaro.

[21]​ Agentes de la autoridad custodiaron el cadáver hasta que el juez de instrucción ordenó su levantamiento, y detuvieron al conductor, que ingresó en la cárcel por orden judicial.

En este, Genarín se presenta con rasgos del pícaro tradicional, amante de todos los vicios,[26]​ y un antihéroe con mil oficios con los que sobrevivió como pudo.

[30]​ El relato se concibe como una biografía parcial y ejemplarizante, pero en este caso a la inversa.

[38]​ Posteriormente se dirigen a la plaza del Grano, desde donde comienza la procesión en la que sus participantes recorren las calles del casco antiguo acompañados por cuatro cabezudos, que representan a los cuatro «evangelistas», y portando cuatro pasos: Genarín —vestido con traje de humilde, llevando una botella y agarrado a una farola—, la Moncha —representando el momento en el que esta prostituta tapa el cadáver de Genaro con las hojas de un periódico—, la Muerte y la Cuba, en la que van las ofrendas.

[41]​ La celebración estuvo prohibida por las autoridades civiles desde 1957 hasta que fue recuperada en 1978; en los años 1950, desde el diario Proa, el periodista local Carmelo Hernández Moros Lamparilla, favoreció la prohibición del Entierro, precisamente poco después de que se fundaran nuevas cofradías y cuando la parodia genariana era muy visible.

Evangelio apócrifo del último heterodoxo español, obra de Julio Llamazares, en el que narra la historia de Genarín, las primeras procesiones y los poemas leídos en ellas.

Paso de la Moncha
El Hermano Colgador deposita las ofrendas al finalizar la procesión del Entierro de Genarín