Murallas de León

El conjunto amurallado leonés está formado por la muralla de origen romano, cuyo origen se encuentra en el siglo I, por las cercas o muralla medieval, del siglo XIV y por el castillo de León, hoy sede del archivo histórico provincial.Las murallas fueron edificadas por la Legio VI para controlar la población astur de la zona y reedificadas por la Legio VII en piedra en 74 d. C. La primera reforma de calado se realizó en el periodo tetrárquico, aún bajo dominio romano.La primera ampliación, en tierra, al sur de la ciudad se realizó debido al aumento del caserío extramuros, algo que finalmente también llevaría a que Alfonso XI mandase construir las cercas para proteger el burgo nuevo.Durante la época augustea[1]​ la Legio VI establece su base en la cuña formada entre los ríos Bernesga y Torío, en una posición estratégica entre la cordillera y la meseta motivada por la política de apaciguamiento de la población astur que dominaba la zona.[1]​ El proceso constructivo de la muralla altoimperial consistió en el desmantelamiento la mitad exterior del sistema defensivo anterior.El lienzo, en su cara vista, se encuentra construido mediante la técnica del ops vittatum, hecho a base de arenisca y encintado con argamasa.La rodeaba un foso de los que no quedan evidencias arqueológicas por las obras realizadas debido a la muralla tardorromana.Las modificaciones realizadas sobre la muralla ya en época medieval son el resultado de lo que observamos hoy.Con todo, la nueva fortificación presenta un espesor de 7 metros, debido a la unión del nuevo muro y el antiguo a los que hay que sumar los más de 6 metros del terraplén intramuros aún en uso en aquel momento.[2]​ Durante este periodo, lo probable es que desapareciese el terraplén interior que había acompañado a la obra desde el periodo altoimperial, espacio que quedó libre durante la época del alto medievo para la colonización urbana dejando disponibles además enormes cantidades de tierra y arcilla para ejecutar adecuaciones en el interior del recinto amurallado.La cerca dejaba dentro de la misma el lado sur y parte del oeste de la muralla tardorromana, a la que poco a poco fueron adosándose diferentes construcciones tanto en el interior como en el exterior del lienzo.La puerta del Castillo o arco de la Cárcel, que recibe su nombre por estar junto al castillo de León corresponde con la puerta norte del primigenio campamento romano.La monumentalidad de la puerta se justifica en la corriente de la época en la que las murallas servían también para embellecer la urbe, por lo que se aprovechó el esfuerzo para dar un acceso monumental a la ciudad.Durante mucho tiempo se pensaba que no era Pelayo, sino San Pelayo quién coronaba la puerta, no obstante la restauración de la placa de inscripción despejó las dudas.El arco de las cien doncellas por su parte tiene su origen cuando en 1962 la fundación Chicarro Canseco Banciella vende al obispado varias fincas anejas a la catedral para aislar esta última y construir un hospital.[3]​ Una vez abierta esta entrada, la salida natural hacia el puente de San Marcos fue la nueva puerta.Su desaparición no aparece clara en los documentos, sin embargo si se hace referencia a obras realizadas sobre la misma durante las guerras carlistas.[5]​ También, por esta circunstancia, fue llamada puerta del Malvar por ser la salida hacia el cementerio.[10]​ Orientada al este, es la puerta de la que más información tenemos debido a las excavaciones arqueológicas en la zona.Cuando formaba parte del campamento romano, contaba con dos torreones rectangulares enmarcando un paño de doble puerta con arcadas de medio punto y sobre ellas un cuerpo cerrado con ventanas y sobre esta un espacio aterrazado.En el siglo XVII vivió su última reforma antes del derribo, la cual consistió en eliminar todos los edificios anexos de la edificación.
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