Enfermedad de injerto contra huésped

Estos linfocitos T producen un exceso de citocinas entre las que se incluyen el TNF-α y el IFN-γ.Aunque la enfermedad de injerto contra huésped es un aspecto negativo de las células T trasplantadas, estas poseen también varios aspectos muy positivos entre los que se cuentan la capacidad para prevenir que los restos del sistema inmune del receptor rechacen la médula donada.Adicionalmente, como el trasplante de médula ósea se utiliza frecuentemente para tratar algunos tipos de leucemias, las células T trasplantadas han demostrado poseer una valioso efecto injerto contra tumor.Investigaciones recientes indican que otros órganos diana de la enfermedad incluyen al tejido hematopoyético y sistema inmune (médula ósea y timo) como así también pulmones, causando una forma idiopática de neumonitis.La enfermedad crónica ataca también estos órganos, pero con el correr del tiempo aparecen daños también en el tejido conectivo y glándulas exocrinas La forma aguda de la EICH que actúa sobre el tracto gastrointestinal puede provocar una severa inflamación intestinal, desprendimientos de la membrana mucosa, diarrea severa, dolor abdominal, náuseas y vómitos.La EICH dérmica provoca una erupción maculopapular difusa, algunas veces en un patrón similar a un bordado en encaje.En su mayor parte se puede prevenir irradiando en forma controlada los productos sanguíneos.[9]​ El tratamiento estándar para la enfermedad es la administración intravenosa de glucocorticoides tales como la prednisona, tanto en su forma aguda como crónica.[3]​[15]​ La terapia con estos glucocorticoides se orienta a suprimir la respuesta inmune mediada por células T en los tejidos, sin embargo estos corticoides en alta dosis conllevan el riesgo desarrollo de infecciones incontrolables y facilitan la reaparición del cáncer.