Sus características generales son: Actualmente, los países industrializados generan la mayoría de su electricidad en grandes instalaciones centralizadas, tales como centrales de combustible fósil (carbón, gas natural) nucleares o hidroeléctricas.
Estas centrales son excelentes a escala de rendimientos económicos, pero transmiten la electricidad normalmente a muy grandes distancias, por lo que el rendimiento energético es bajo y el impacto medioambiental alto.
Se trata de una tecnología que está creciendo con rapidez, doblando su capacidad total instalada aproximadamente cada dos años.
Existe una amplia gama de sistemas fotovoltaicos, desde pequeñas instalaciones en tejados residenciales o comerciales, instalaciones integradas en edificios, y plantas fotovoltaicas de conexión a red a gran escala.
[6] Como la mayoría de las energías renovables, y al contrario que el carbón o la energía nuclear, la energía fotovoltaica es variable y no gestionable, pero entre sus ventajas se encuentran la ausencia de costes del combustible (la radiación solar), su nula contaminación durante la fase de operación, así como su fiabilidad y seguridad.
Estas instalaciones han experimentado un auge porque las industrias consumen combustibles, y la cogeneración puede extraer un valor añadido a este fuel.
El condensador del ciclo de vapor proporciona el calor para calentar el aire o un refrigerado por absorción.
Las plantas de ciclo combinado tienen grandes eficiencias térmicas, a menudo sobrepasando el 50%.
Paridad de red alcanzada antes de 2014 Paridad de red alcanzada sólo para precios pico Paridad de red alcanzada después de 2014 Estados de EE. UU. que alcanzarán la paridad de red próximamente |