Existen pequeños desarrolladores de videojuegos independientes con equipos pequeños, o de una sola persona que realiza todas las tareas,[1][2][3][4] hasta grandes empresas donde cada empleado se especializa en distintos departamentos como programación, diseño, arte, etc.[5] A menudo los desarrolladores de videojuegos cuentan con una distribuidora de videojuegos que les ayuda en tareas como la distribución, mercadotecnia, publicidad, traducción, o publicación en consolas.
El método de desarrollo preferido por la mayoría ha cambiado en varias ocasiones a través del tiempo.
Mientras tanto, el mercado de las computadoras caseras atrajo a los programadores por afición que no disponían de los recursos necesarios para distribuir sus propios juegos, lo que condujo a las primeras relaciones entre desarrolladores y distribuidores.
Algunos desarrolladores han respondido a estas presiones ya sea dejando el mercado de la distribución por completo, o al dinamizar su proceso con un nuevo énfasis en la subcontratación, tal como lo hacen los estudios de películas.
El arreglo del negocio entre el desarrollador y la distribuidora se designa mediante un contrato, el cual especifica una lista de metas por cumplir, las que debieran ser enviadas entre cuatro a ocho semanas.
Cuando cada "meta" es completada y aceptada, la distribuidora le paga al desarrollador un avance en regalías.
Muchas distribuidoras de juegos mantienen desarrolladores internos o estudios.
En años recientes, las grandes distribuidoras han adquirido varios desarrolladores terceros.
[8] La mayor parte son pequeñas desarrolladoras independientes, mientras otras trabajan parcial o totalmente para grandes distribuidoras internacionales.
Entre las más importantes pueden mencionarse Ubisoft Barcelona, MercurySteam, Social Point, Pendulo Studios, Tequila Works, y otras ya disueltas como Alcachofa Soft, FX Interactive, Novarama, Pyro Studios o Dinamic Multimedia.
Factores como la hora del juicio, descrita más abajo, tienden a elevar la sobrecarga de trabajo.