Emirato de Córdoba

[1]​ Tras la rápida conquista musulmana de la península ibérica en el período 711–718, esta se constituyó como provincia dependiente del Califato Omeya.

La presencia musulmana en la península obedeció a dos factores: las rivalidades internas y el impulso expansionista islámico.

No obstante, estos siguieron representando la mayoría de al-Ándalus por lo menos hasta el siglo X.

Las disputas entre árabes y bereberes no cesaron completamente tras la proclamación del Emirato, lo que permitió la reorganización de los reinos cristianos en el norte, dando inicio a la Reconquista, alentada por la política proárabe mantenida por la dinastía omeya, lo que provocó numerosas sublevaciones protagonizadas por muladíes, que llegaron a poner en peligro la existencia misma del Emirato.

A la llegada al trono de Abderramán III en 912, la decadencia política del Emirato era un hecho obvio y consumado.

Territorio del Emirato durante el siglo IX .
Árbol genealógico de la familia Omeya. En azul figura el califa Uthmán , uno de los 4 califas ortodoxos. En verde, los califas omeyas de Damasco. En amarillo, los emires omeyas de Córdoba. En naranja, los califas omeyas de Córdoba (nota: Abderramán III fue emir hasta el año 929, en que se proclamó califa). Se incluye el parentesco de los omeyas con el profeta Mahoma, señalado en mayúsculas.