Empresario inquieto, en 1889 visitó la Exposición Universal de París,[6] igual que Francesc Bonet, quedando fascinado por la muestra en el campo de la automoción allí presente.
[4] De la Cuadra se asoció con Charles Vélino (más conocido como Carlos Vellino), un ingeniero suizo que tenía una fábrica de acumuladores eléctricos en Barcelona.
El principal vehículo eléctrico que desarrolló la empresa de De la Cuadra era el ómnibus, que fue construido para el Hotel Oriente de Las Ramblas (Barcelona), que lo necesitaba para ir a buscar a sus clientes a la Estación de Francia.
[5] Este fracaso provocó que Vellino se retirara del emprendimiento.
[5] Al año siguiente, el acreedor gallego José María Castro compró las instalaciones de La Cuadra y todo lo que había dentro de ellas y fundó la marca Castro; Marc Birkigt continuaría con él para posteriormente crear junto a Damián Mateu la exitosa marca Hispano-Suiza.