[3] Previo al escándalo Emilio Tapia era un abogado, que había laborado como funcionario del Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá (IDU).
[1] Tapia también usó a personas como su amigo Carlos Augusto Joly Herrera como sus testaferros y lavar cuantiosas sumas de dineros provenientes de la corrupción en la contratación.
[7] También logró obtener proyectos en los departamentos de Córdoba y Sucre.
[8] Con los dineros que recibía del carrusel de la contratación, Tapia compró múltiples propiedades en Colombia, sobre todo viviendas y apartamento en Bogotá, fincas en el municipio de Sahagún (Córdoba), caballos de Paso fino colombiano, un yate y dos jets privados.
[5] Entre estas propiedades sobresalía una mansión en el conjunto El Nogal, localizado al norte en la localidad de Suba y cerca al municipio de Chía (Cundinamarca).
[2] Durante su libertad condicional ha hecho presencia en eventos públicos, para disgusto de algunos ciudadanos que lo ven como un corrupto.