Beatriz conoce al poderoso millonario Enrique de Martino, quien la deslumbra con sus atenciones y acepta casarse con él.
A requerimiento de su fraternidad (mafia) dirigida por un italiano radicado en Nueva York, Luiggi, toma como misión elegir a su sucesor, que debía ser tan o más despiadado que él.
Pero en algunas misiones, él desobedece, generalmente llevado por una ambición personal muy desmedida, lo cual hace dudar a Enrique de darle la sucesión a Jorge, pero no hay otra persona de tanta maldad.
Ricardo se horroriza al ver la mala influencia que De Martino ejerce sobre su familia.
Uno de ellos era «no se debe negar nunca la sangre» y Jorge pretendió desconocer a su hijo.