La dedicatoria de Guarini decía: "Altera figlia / Di qel Monarca, a cui / Nö anco, quando annotta, il Sol tramonta".
[1] ("La orgullosa hija / de ese monarca a quien / cuando oscurece [en otros lugares] el sol nunca se pone.").
[9] Thomas Urquhart escribió de "ese gran Don Felipe, Tetrarca del mundo, sobre cuyos súbditos nunca se pone el sol".
[10] En la obra Don Carlos de 1787 del dramaturgo alemán Friedrich Schiller, el padre de Don Carlos, Felipe II, dice (en alemán): "Ich heiße / der reichste Mann in der getauften Welt; / Die Sonne geht in meinem Staat nicht unter."
("Me llaman / El monarca más rico del mundo cristiano; / El sol en mi dominio nunca se pone.").
[15][16][17][18] Sin embargo, George Macartney escribió en 1773, al comienzo de la expansión territorial seguida a la victoria del Reino Unido en la guerra de los Siete Años, sobre "este vasto imperio en donde el sol nunca se pone, y cuyos límites la naturaleza aun no ha determinado.
[29] Desde mediados del siglo XIX, la imagen del sol nunca se pone se puede encontrar aplicada a la cultura anglófona, incluyendo explícitamente tanto el Imperio británico como los Estados Unidos, por ejemplo en un discurso de Alexander Campbell en 1852: "A Gran Bretaña y [los Estados Unidos de] América, Dios ha concedido la posesión del nuevo mundo; y porque el sol nunca se pone sobre nuestra religión, nuestra lengua y nuestras artes...".
[30] Aunque esta terminología se utiliza como un tono patriótico hacia al propio país en sí, la frase a veces se usa críticamente con la implicación del imperialismo estadounidense, como en el título del libro de Joseph Gerson, The Sun Never Sets: Confronting the Network of Foreign US Military Bases.