[1] Tan ancestral como los pueblos que se han asentado sucesivamente en sus alrededores, la colina de El Panecillo divide su historia en tres grandes momentos: la época quitu-inca, la colonial y la moderna.
Desde 1809, Quito había expulsado a la Real Audiencia española, que se instaló en Cuenca.
Un ejército español fue enviado para someter a Quito y restablecer la Real Audiencia.
Según relata el historiador Pedro Fermín Cevallos, el comandante español dispuso tres frentes para tomar la ciudad desde el sur, y se colocó en la falda meridional del Panecillo para evitar el fuego de artillería patriota que se disparaba desde el fortín en la cúspide.
Un capitán de apellido Juáregui tomó la fortaleza e hizo flamear la bandera española.
Desde la Plaza Grande y la de La Merced, el Ejército patriota respondió con artillería contra los españoles en El Panecillo, que temporalmente abandonaron la colina.
Sin embargo, buena parte del parque de los patriotas se perdió en El Panecillo, por lo que optaron por abandonar la ciudad hacia Ibarra, donde serían finalmente derrotados pocas semanas después.
El fortín tenía una gran cisterna subterránea construida en ladrillo, que servía para proveer de agua a la fortaleza.
El sector se volvió peligroso durante las últimas décadas del siglo XX, al ser sede de la famosa banda criminal de la Mama Lucha, que operaba en sus calles, lo que afectó al turismo.
Compuesta por siete mil piezas diferentes, esta es la mayor representación de aluminio en todo el mundo.