Edward Bairstow

Fue durante este período de York cuando compuso quizás sus dos himnos más populares, Blessed City ('Ciudad bendita', 1914) y "Let all mortal flesh keep silence" (Que toda carne mortal guarde silencio, 1925) y su Sonata para órgano de 1937.

[2]​ Conocido por su concisión y franqueza, Bairstow no siempre se hizo querer por los demás.

En cambio, recomendó a su antiguo alumno Ernest Bullock, que fue finalmente designado para el puesto.

Escribió 29 himnos, que van desde obras a gran escala para coro y órgano como Blessed city, heavenly Salem hasta pequeñas piezas como I sat down under his shadow y Jesu, the very thought of thee.

Bairstow también fue activo como compositor instrumental, principalmente para órgano, y durante su vida se publicaron unas 12 piezas, entre ellas la Sonata en mi bemol de 1937.