Luego encontró en la Universidad de Coímbra un ambiente más abierto y propicio para una reflexión cultural que proseguirá hasta hoy.
Vive en Vence (Provenza), ha escrito parte de su obra en francés, y está muy presente en Francia.
Influido por la lectura de Husserl, Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Sartre y por el conocimiento de las obras de Dostoievski, Franz Kafka o Albert Camus, fue asociado en cierto modo al existencialismo, sobre todo en torno a los años cincuenta, época en que colaboró en Árvore y trabó amistad con Vergílio Ferreira.
Nunca se dejó adscribir, sin ambargo, a ninguna escuela de pensamiento; y, aunque favorable a las ideas de izquierda, por ejemplo no abandonó una actitud crítica ante esa izquierda.
Indiferente a la sucesión de corrientes teóricas, y huyendo tanto del historicismo como de los pretendidos análisis objetivos, la perspectiva de Lourenço influyó pronto a otros autores, como por ejemplo Eduardo Prado Coelho y se encuentra enunciada en un libro central, Tempo e Poesia (1974).
Su primera parte trata de la crítica como metáfora; la segunda aborda la literatura portuguesa, así Camilo Castelo Branco y Eça de Queroz, pero sobre todo la del siglo XX: Aquilino Ribeiro; Vergilio Ferreira, José Régio, Agustina Bessa-Luís, Jorge de Sena, J. Saramago, Mário Cláudio, J.R.