Esta provincia cubría un área mucho mayor y diferente del anterior ducado, y la ciudad homónima de Limburgo fue ubicada en la provincia de Lieja.
En la revolución belga de 1830 las comunidades católicas valonas y flamencas que conformaban los antiguos Países Bajos meridionales, se separaron del territorio mayoritariamente calvinista de las antiguas Provincias Unidas, que dominaban el reino.
Toda la provincia, excepto Maastricht, la capital provincial quedó en manos belgas.
Sin embargo, por el Tratado de Londres de 1839, la provincia fue dividida en dos, con la parte oriental yendo para los neerlandeses y la occidental para Bélgica, una división que permanece hasta hoy.
Limburgo se convirtió en una provincia ordinaria de Holanda.