Hacia el siglo VI, este territorio era referido como pagus Alsatiae, un distrito administrativo, y luego como Alsacio o Alsaecius, según menciona la crónica del siglo VII de Fredegario,[1] una de las escasas fuentes documentales de que disponen los historiadores para el estudio de este periodo.
La estrecha relación de los alamanes con Alsacia es confirmada por Clotario II que confiere a ambos territorios un código común llamado la Lex Alamannorum.
Mientras tanto, el territorio fue dividido según la tradición merovingia en condados, entidades menores o comes, cuyos condes titulares recibieron en Alsacia la denominación de grafiones.
Lotario II, que durante su tumultuoso reino contó con el apoyo de los nobles alsacianos, decidió en 867 reinstaurar la figura del duque de Alsacia, que cedió a su hijo ilegítimo Hugo.
Poco antes de su muerte accidental en 869, Lotario suscribió un pacto con Luis el Germánico por el que dispuso que sus posesiones fueran bajo la protección de este último, pero Luis cayó gravemente enfermo, momento que aprovechó Carlos el Calvo, rey de la Francia Occidentalis, para forzar la anexión el ducado, obligando al duque Hugo a prestarle juramento.